La existencia de caníbales y canibalismo en América es uno
de los primeros descubrimientos que hicieron los españoles que acompañaron a
Colón en su segundo viaje. Aunque Colón había oído de los indios taínos sobre
la existencia de otras tribus que devoraban hombres y a los que llamaban “caniba”,
el navegante le restó importancia en su crónica del primer viaje, considerando
que los taínos, tribus mal armadas, eran cobardes y exageraban la ferocidad de
los caribes.
Todo apunta a que Colón quería dar una imagen paradisíaca de
las tierras descubiertas, a las que suponía próximas a Cipango (Japón) y a
Catay (China). Esa imagen era fundamental para atraer a gente que se apuntara a
cruzar el Océano Atlántico en su segundo viaje de regreso para fundar una
ciudad y visitar Fuerte Navidad, el emplazamiento que había dejado en la Isla
Española durante su primer viaje, en 1492.
La propaganda de Colón, de existencia de oro, de mujeres
desnudas y de tierras que parecían el paraíso
tuvo éxito: logró llenar 17 buques con hidalgos y colonos. Pero la mayoría
iban atraídos por el oro y la lujuria, y después hubo desengaños.
En el segundo viaje, antes de llegar a La Española, la
expedición se detuvo en una isla y allí, los que desembarcaron, entraron en un
poblado del que sus ocupantes habían huido. Era una tribu caribe y con las
prisas, habían dejado los fuegos encendidos con la comida haciéndose. Los
españoles pudieron ver como había piernas, brazos y otras partes de cuerpos
humanos asándose o cociéndose, tal como se describe en el libro “Oro y lujuria
en Fuerte Navidad”.
Aquello empezó a mosquear a muchos de los expedicionarios. La
siguiente sorpresa fue encontrar a Fuerte Navidad destruído. Ninguno de los 39
españoles que Colón había dejado allí sobrevivió.
Después se descubriría que
el canibalismo era práctica habitual en muchos lugares de América, sobre todo
en América central y del sur. Aunque generalmente se disfrazaban en algunas de
esas sociedades como sacrificios religiosos, el hecho es que la mayoría
devoraba a sus víctimas. El antropólogo Marvin Harris y otros, mantienen que al
no existir rebaños de ganado y escasear la carne, recurrían a devorar personas.
La explicación de Marvin Harris es bastante acertada. Se ha comprobado que en época de hambrunas, en los países civilizados se dan casos de canibalismo. Un método usado era invitar a alguien a tomar algo extraordinario en alguna casa: "hemos conseguido un buen paquete de comida, si vienes te daremos algo", le decían, por ejemplo. Y el incauto asistía a comer algo sin percatarse de que la comida era él.
Se ha comprobado con los
restos de huesos humanos devorados en Teotihuacan, analizados los ADN, que los
devorados eran de otras regiones diferentes. O sea, que los de Teotihuacan hacían
prisioneros en zonas del exterior. que después convertían en comidas. Eso era la práctica habitual en todas las sociedades caníbales: hacer incursiones en territorios ajenos para capturar comida de dos patas.
Por poner otro ejemplo, los
Mayas eran grandes sacrificadores, por el método de cortar cabezas. Aunque
también se han encontrado dibujos en las cerámicas mayas donde se representa la
extracción de corazones de niños. Otros dibujos de los mayas son de similar
salvajismo.
Se ha encontrado una vasija maya
con una escena pintada donde el sacrificado está atado a un poste y un hombre
le saca los intestinos con una lanza. Se ve que hay gente tocando instrumentos
musicales, que se considera que intentaban tapar los gritos de la víctima. Hay
otras escenas espantosas que los mayas dejaron impresas en muros de sus
construcciones pero mejor no seguir describiendo.
Una técnica usada en Centro
América por los Totonacas consistía en desangrar a las víctimas para con esa sangre, mezclada con semillas, hacer comida, algo parecido a que si hicieran
morcillas.
Los grandes devoradores de
hombres de forma más organizada eran los Aztecas. La práctica más habitual era
la extracción del corazón en vivo, tumbado sobre una mesa de piedra colocada en
lo alto de una pirámide truncada. Después, cortaban la cabeza del muerto y la
arrojaban a la muchedumbre que esperaba abajo. Así como se repartían los restos
del desgraciado. Los supuestos sacerdotes eran en realidad carniceros. Las
escalinatas de las pirámides estaban cubiertas de sangre ennegrecida sobre la
que sobrevolaban millones de moscas.
En Norteamérica eran los iroqueses los que probablemente de llevaban la palma devorando hombres. También eran feroces los Calusa, habitantes de Florida. Los que menos practicaban el canibalismo eran los que vivían en territorios de Norteamérica donde abundaban los rebaños de bisontes.
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